Muchas veces Dios planea un destino y un propósito, pero los
afanes de la vida y la ansiedad de la búsqueda para saciar los reclamos del
corazón hacen que el engaño y la mentira se crucen, para impedir los planes del
Señor.
Cuando ALGO ESTA DESTINADO POR EL CIELO A SER, EL SEÑOR se encarga de que la tormenta
termine bien.
El defiende, comprende y entiende a los suyos, si estos se
extravían de sus planes, el Señor moverá el universo entero para hacerlos regresar, “no
dejara que su ungido vea corrupción” decía el Rey David.
El amor del Señor no se cansa de mandar multitudes de
señales hasta que la oveja regrese a casa sana y salva.
Así de grande es el amor de Dios por LAS ALMAS.
La ansiedad, el sentimentalismo, las emociones impulsivas,
crean ilusiones que muchas veces engañan el alma, haciéndoles creer que es la
voluntad del Señor.
Por algo la biblia dice: “Engañoso es el corazón más que
todas las cosas” “Tus pensamientos no son mis pensamientos” dice el Señor.
Los hijos tienen que ser disciplinados para que puedan oír
con claridad y certeza la voz del PADRE.
Toda decisión que se tome bajo dudas y miedos causa vergüenza
y confusión.
Volver a la ruta del destino señalado, después de haber tropezado
no resulta NADA FÁCIL, pero Dios se encarga de exhortar y de hacerse notar.
¿Por qué Dios permite todo esto?
Para disciplinar los sentimientos desordenados.
Para que el HIJO sepa diferenciar entre los planes similares
del enemigo y los de PADRE; solo de esta forma será preparado para llegar a los niveles del propósito
señalado.
Cuando más grande sean los planes del Señor, para una vida,
mas grande será la disciplina.
La serpiente es inteligente y astuta juega con la debilidad
del hombre, por ello el Señor necesita tratar con los sentimientos, que si no
son dominados terminan con la inteligencia y la sabiduría del hombre y la mujer
de Dios.
Ahora piensa que frente a toda duda, miedo o confusión del corazón,
tienes que clamar al Señor, porque si el va por delante tus tropiezos no se
conviertan en el Jaqué mate de tu vida.
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