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8/27/2011

Espiritualidad


-Había una vez un hombre muy rico, que bestia ropas lujosas; hacia fiestas todos los días, y servía las comidas más caras.
En cambio, junto a la entrada de su casa siempre se sentaba un mendigo, que tenía la piel rasgada, sucia y llena de heridas; sus únicos amigos eran los perros que lambían sus llagas. Este pobre hombre tenía tanta hambre que solo deseaba comer, por lo menos, las sobras que caían de la mesa del rico.
Un día, al mismo tiempo murieron los dos, él rico y él pobre.
Cuando estaban frente a Dios el rico, fue enviado al infierno y el mendigo al cielo.
En el infierno el rico clamaba a sus antepasados, para que se compadecierán de él y lo sacarán de allí: - os ruego que se compadezcan de mí y manden al mendigo a que moje su dedo en agua y me de a beber, para refresquar mi lengua; sufro muchísimo en este fuego, hasta me conformaría con lamber sus heridas.
Los antepasados que estaban en el cielo les respondieron: - recuerda que cuando tú vivías, te iba muy bien y a este hombre le iba muy mal. Ahora, él es feliz y está en paz, mientras que a ti te toca sufrir. Además entre el cielo y el infierno, nos separá un gran abismo, y nadie puede pasar de un lado al otro.

El hombre rico dijo:- te ruego entonces que avises a mis cinco hermanos que todavía viven, que dejen de hacer lo malo o terminarán en este horrible y doloroso lugar.
Sus antepasados respondieron: -tus hermanos al igual que todo el mundo, tienen la Biblia, ¿porque no la leen? para saber lo que Dios quiere de ellos. Pero si no hacen caso lo que DIOS dice en su palabra, tampoco harán caso lo que manda a decir un muerto. (Lucas: 18:18)

"El cielo y el infierno existe aquí en la tierra, cuando más mal hacemos, más mal aportamos a la sociedad. El ser humano vive sumergido en un mundo de soledad, agonía, sufrimiento, provocado por su propia voluntad (EGO). Si un rico, un millonario o multimillonario, fuera verdaderamente inteligente, sabio, temeroso de lo bueno y entendería el valor de la vida; serían tremendamente felices, en la tierra y también en el cielo.

“Es más feliz un obrero con un salario digno, que un rico en su mansión”

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